Galardonado con el Premio Ambiental Goldman 2008 para Norteamérica


Pocos lo saben, pero existe un premio tipo “Nobel” de Ecología.
El año 2008, lo ha ganado Jesús León Santos, de 42 años, un campesino indígena mexicano,que ha estado realizando, en los últimos 25 años, un excepcional trabajo de reforestación en su región de Oaxaca, México

El nombre de la recompensa es “Premio Ambiental Goldman”

Fue creado en 1990 por dos generosos filántropos y activistas cívicos Estadounidenses Richard N. Goldman y su esposa Rhoda H. Goldman.

Consta de una dotación de 150.000 USD ($2,154,000 M.N.) y se entrega cada año, en el mes de abril, en la ciudad de San Francisco, California (Estados Unidos).

Hasta ahora ha sido otorgado a defensores del medioambiente de 72 países. En 1991, lo ganó la africana Wangari Maathai , quien luego obtuvo el PremioNobel de la Paz en 2004.

A Jesús León Santos se lo han dado,  porque, cuando tenía 18 años, decidió cambiar el paisaje donde vivía en la Mixteca alta, la “tierra del sol”. Aquello parecía un panorama lunar: campos yermos y polvorientos,desprovistos de arboleda, sin agua y sin frutos.

Había que recorrer grandes distancias en busca de agua y de leña. Casi todos los jóvenes emigraban para nunca regresar, huyendo de semejantes páramos y de esa vida tan dura.

Con otros comuneros del lugar, Jesús León se fijó el objetivo de reverdecer los campos. Y decidió recurrir a unas técnicas agrícolas precolombinas que le enseñaron unos indígenas guatemaltecos para convertir tierras áridas en zonas de cultivo y arboladas.

¿Cómo llevar el proyecto a cabo? Haciendo revivir una herramienta indígena también olvidada: El tequio, el trabajo comunitario no remunerado. Reunió a unas 400 familias de 12 municipios, creó el Centro de Desarrollo Integral Campesino de la Mixteca (Cedicam), y juntos, con recursos económicos limitadísimos, se lanzaron en la gran batalla contra la principal culpable del deterioro: la erosión.

En esa región Mixteca existen más de 50.000 hectáreas que han perdido unos cinco metros de altura de suelo desde el siglo XVI. La cría intensiva de cabras, el sobre pastoreo y la industria de producción de cal que estableció la Colonia deterioraron la zona. El uso del arado de hierro y la tala intensiva de árboles para la construcción de los imponentes templos dominicos contribuyeron definitivamente a la desertificación.

Jesús León y sus amigos impulsaron un programa de reforestación. A pico y pala cavaron zanjas-trincheras para retener el agua de las escasas lluvias, sembraron árboles en pequeños viveros, trajeron abono y plantaron barreras vivas para impedir la huida de la tierra fértil.

Todo eso favoreció la recarga del acuífero.

Luego, en un esfuerzo titánico, plantaron alrededor de cuatro millones de árboles de especies nativas, aclimatadas al calor y sobrias en la absorción de agua.

Después se fijaron la meta de conseguir, para las comunidades indígenas y campesinas, la soberanía alimentaria. Desarrollaron un sistema de agricultura sostenible y orgánica, sin uso de pesticidas, gracias al rescate y conservación de las semillas nativas del maíz, cereal originario de esta región.

Sembrando sobre todo una variedad muy propia de la zona, el cajete, que es de las más resistentes a la sequía.

Se planta entre febrero y marzo, que es allí la época más seca del año, con muy poca humedad en el suelo, pero cuando llegan las lluvias crece rápidamente.

Al cabo de un cuarto de siglo, el milagro se ha producido. Hoy la Mixteca alta esta restaurada. Ha vuelto a reverdecer. Han surgido manantiales con más agua. Hay árboles y alimentos. Y la gente ya no emigra.

Actualmente, Jesús León y sus amigos luchan contra los transgénicos, y siembran unos 200.000 árboles anuales.

Cada día hacen retroceder la línea de la desertificación. Con la madera de los árboles se ha podido rescatar una actividad artesanal que estaba desapareciendo: la elaboración, en talleres familiares, de yugos de madera y utensilios de uso corriente.

Además, se han enterrado en lugares estratégicos cisternas de ferro cemento, de más de 10.000 litros de capacidad, que también recogen el agua de lluvia para el riego de invernaderos familiares orgánicos.

El ejemplo de Jesús León es ahora imitado por varias comunidades vecinas, que también han creado viveros comunitarios y organizan temporalmente plantaciones masivas

Fuente: Internet

Galardonado con el Premio Ambiental Goldman 2008 para Norteamérica

Jesús León Santos
Oaxaca, México

En la región de la Mixteca, en Oaxaca, México, Jesús León Santos dirige un programa de renovación de tierras y desarrollo económico sin precedentes que se vale de antiguas técnicas agrícolas indígenas para transformar en fértiles tierras de cultivo esta zona árida y sumamente erosionada. Con su organización, el Centro de Desarrollo Integral Campesino de la Mixteca (CEDICAM), una organización ecologista y democrática local dirigida por campesinos, León ha logrado unir a los campesinos de esa zona. En conjunto han sembrado más de un millón de árboles de variedades nativas, construido cientos de kilómetros de zanjas para la retención de agua y protección de los suelos contra la erosión, y adaptado técnicas tradicionales mixtecas para restaurar el ecosistema regional. Sus esfuerzos se han visto recompensados con el reverdecimiento de laderas áridas, acuíferos recargados, y la disminución de los altos índices de emigración al ver las familias campesinas que de hecho pueden ganarse en la vida en casa.

Cambio climático, agricultura industrial y migración
De acuerdo con las investigaciones, tendencias derivadas del cambio climático como la erosión, las inundaciones, la desertificación y cambios en los patrones climáticos afectarán severamente a los campesinos y en consecuencia la oferta de alimentos a escala mundial. En la región de la Mixteca en Oaxaca, uno de los estados más pobres de México, es evidente esta triste realidad. Según un estudio realizado por la ONU, la región cuenta con uno de los índices más altos de erosión en el mundo, afectando un 83 por ciento de sus suelos, considerándose severamente erosionadas unas 500 mil hectáreas.

Tras adoptar en los años 80 variedades de semillas de maíz que requieren un uso intenso de productos químicos, muchos campesinos en la Mixteca vieron caer paulatinamente el rendimiento de sus cultivos y degradarse sus suelos. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y el maíz subsidiado de los Estados Unidos hicieron caer el precio del maíz y muchos agricultores se vieron sin los medios para adquirir los fertilizantes y pesticidas que requerían las nuevas variedades. Al degradarse la productividad del suelo, se hizo cada vez más difícil mantener la agricultura de pequeña escala. La erosión, sumándose a la caída de precios para el cultivo de este alimento básico, obligó a miles de mexicanos a abandonar la región.

Soluciones
A principios de los años 80, León, un campesino indígena mixteco y cofundador de CEDICAM, comenzó a participar en la organización de campañas de reforestación de la zona para disminuir los efectos de la erosión. Viendo que cada vez más agricultores pedían árboles para sembrar en sus terrenos, CEDICAM decidió expandir su primer vivero, creando con el tiempo un sistema de viveros comunitarios. Más de veinte años de trabajo de base ha beneficiado considerablemente a la región. Con la ayuda de León y CEDICAM, se siembran ahora hasta 200 mil árboles nativos por año. Los árboles evitan la erosión, facilitan la filtración de agua al subsuelo, capturan carbono y proporcionan zonas verdes, contribuyen material orgánico para los suelos y proporcionan leña de combustión más limpia y sostenible para los habitantes que cocinan a fuego abierto. CEDICAM educa a las comunidades sobre el uso sostenible de la leña y el uso de estufas ahorradoras de leña. Esto alivió el trabajo de las mujeres, ya que son ellas quienes debían recorrer largas distancias para conseguir leña.

León trabaja con las comunidades para recuperar tradiciones prehispánicas como el uso de barreras para impedir la erosión de las laderas. Ha ayudado a identificar antiguos sistemas de terrazas agrícolas en la región, gran parte de éstas en ruinas, así como también ha colaborado con las comunidades en la reconstrucción de estas barreras con piedras sacadas de los campos de cultivo. Las resultantes áreas planas impiden la erosión y mejoran la producción agrícola. León fue pionero en la construcción de zanjas de contorno, muros de retención y terrazas que capturan el agua de lluvia y previenen la erosión de las laderas. Se ha demostrado que cinco kilómetros de zanjas de contorno pueden capturar un millón 800 mil litros de agua después de cada lluvia torrencial, recargando de esa manera los acuíferos. Anteriormente, aproximadamente el 80 por ciento del agua de lluvia se escurría sin filtrarse al subsuelo, causando erosión e impidiendo el reabastecimiento de los acuíferos. León y CEDICAM han trabajado con agricultores de toda la región para construir cientos de kilómetros de zanjas de contorno.

Agricultura sostenible
Con el objetivo de promover la práctica de una agricultura sostenible, León inició un programa que ayuda a los campesinos en la conversión al uso de abonos verdes y de variedades de semillas nativas. Hoy día, la mayoría de los campesinos de la región usan semillas nativas. Gracias a sus campañas educativas y sus esfuerzos por preservar este tipo de semillas, la región se está convirtiendo en una zona libre de OGM y de preservación de la diversidad de las semillas nativas. León también ha comenzado un programa que estimula el consumo alimentos locales y promueve una dieta indígena tradicional, para contrarrestar el influjo de alimentos procesados que el libre comercio ha acelerado y los cambios culturales producidos por la migración. Muchos campesinos creían que lo moderno era usar abonos químicos y que los verían como unos ignorantes si regresaban a sus prácticas tradicionales. León enseñó a la gente a valorar el papel del campesino, infundiendo de prestigio y orgullo la recuperación de la agricultura de pequeña escala con métodos indígenas tradicionales. Comenzó a aplicar métodos sostenibles con un pequeño grupo de campesinos y al darse cuenta sus vecinos de los resultados reales que obtenían, también ellos se convirtieron a la agricultura sostenible.

León y CEDICAM ahora trabajan con más de mil 500 campesinos en doce comunidades. Han sembrado más de un millón de árboles y reforestado más de mil hectáreas. Sus programas de agricultura sostenible han llevado a la conservación de unas dos mil hectáreas. Es más, han logrado proteger cinco mil hectáreas con terrazas y muros de piedra, lo cual ha aumentado en un 50 por ciento la producción agrícola y conseguido una mayor retención del agua y de la capa superior del suelo, redundando en beneficios ecológicos, sociales y económicos. Donde no hace mucho tiempo sólo el 25 al 30 por ciento de la tierra era cultivable, las comunidades ahora cultivan más del 80 por ciento de ésta. Las zanjas de contorno que impiden el escurrimiento de las aguas pluviales han llevado a un aumento del 50 al 100 por ciento en los niveles de los manantiales. Los agricultores de toda la zona han dejado atrás el uso de fertilizantes y pesticidas industriales, y ahora usan abonos compostados y variedades de semillas nativas, a la vez que retornan al consumo de alimentos locales y a una dieta indígena tradicional. En una zona semiárida como la Mixteca, todos estos cambios han mejorado enormemente la vida en las comunidades de toda la región, y en consecuencia reducido la emigración.

El éxito de León ha despertado interés en otras regiones y países. Él ha compartido su experiencia con técnicas de conservación de agua, medidas contra la erosión y la práctica de una agricultura sostenible en foros celebrados por todo México, Centroamérica y el Caribe, así como en varias universidades y eventos en Estados Unidos.

Fuente: .http://www.goldmanprize.org/node/733

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