“Lo único que sacrifico son las ilusiones, nada más. Y a medida que éstas desparecen, descubro los regalos que trataban de ocultar, los cuales me aguardan en jubilosa espera, listos para entregarme los ancestrales mensajes que me traen de Dios. En cada regalo Suyo que acepto yace Su recuerdo. Y cada sueño sirve únicamente para ocultar el Ser que es el único Hijo de Dios, el ser que fue creado a su semejanza, el Santo Ser que aún mora en El para siempre, tal como El aún mora en mí.
Padre, para ti cualquier sacrificio sigue siendo algo por siempre inconcebible. Por lo tanto, sólo en sueños puede hacer sacrificios. Tal como Tú me creaste, no puedo renunciar a nada que Tú me hayas dado. Lo que Tú no has dado es irreal.¿ Qué pérdida podría esperar sino la pérdida del miedo y el regreso del amor a mi mente?”
Lección 322 del Libro de Ejercicios de Un Curso de Milagros.