Sin capacidad de destrucción no puede haber verdadera compasión

Empecé creyendo en dioses y demonios,
en la lucha entre el bien y el mal.

Luego descubrí que solo hay mente:
mente despierta y mente confusa.

Empecé deseando destruir a mis enemigos,
y descubrí que mi peor enemigo era YO.

Ahora me dedico a destruir viejos hábitos,
que me han mantenido esclavo del sufrimiento.

Ahora ya no veo enemigos;
solo situaciones dependientemente originadas.

Aún quedan rastros de mis viejos actos,
pero su fuerza ya no me arrastra.

Aún sigue vivo el viejo samurai,
pero ya no es el amo y señor.

Sin capacidad de destrucción,
no puede haber verdadera compasión

Fuente: Maestro Tibetano
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