Mi salvación procede de mí

Esta es la foto de un coco que me encontré una vez paseando por una playa de Adeje, en  Tenerife.

A lo mejor una persona que no ha estado nunca junto al mar puede pensar que eso es natural. Pues no, en Canarias no suelen haber cocos flotando en el agua.

Siento que he sido una privilegiada porque he decidido cambiar mis experiencias.

 

En las leyes del Kybalion se dice que atraigo la misma vibración que experimento. Y por tanto si  nos abrimos a lo mejor y lo más extraordinario que nos de el Universo es lo que recibimos. Siento que eso es el resultado de mis  cambios de creencias. Cuando uno decide cambiarlas y poner como decía Rosa María Wynn:“Que sólo cosas buenas y dichosas vengan a mi”

El coco es una excusa para expresarlo. Cuando nos abrimos a recibir hasta una simple sonrisa de un desconocido puede ser un momento sublime. O una mirada de un niño, o una llamada de teléfono de un amigo, simplemente un atardecer, o una caricia.,etc…

Entonces eso es lo que te sucede. Por cierto que el coco estaba riquísimo. Me encantó y encima tenía la cámara para recrear el momento mágico.

Esa es ahora nuestra decisión que el Universo nos entregue sólo cosas buenas y dichosas porque nosotros así lo decidimos.

Si a recibir lo más óptimo y elevado.

Un Curso de Milagros en su lección 70 dice lo siguiente:

“Toda tentación no es más que una variante de la tentación básica de no crer la idea de hoy. La salvación parece proceder de cualquier parte excepto de ti. Lo mismo se puede decir del origen de la culpabilidad. Tu no cres que la culpabilidad y la salvación estén en tu mente y sólo en tu mente. Cuando te des cuenta de que la culpabilidad es sólo una invención de la mente, te dará scuenta también de que la culpabilidad y la salvación tienen  que encontrarse en el mismo lugar. Al entender esto te salvas.

El  aparente costo de aceptar la idea de hoy es el siguiente: significa quenada externo a ti puede salvarte ni nada externo a ti puede brindarte paz.

Significa  también que nada externo a ti te puede hacer daño, perturbar tu paz o disgustarte en modo alguno.

La idea de hoy te pone a cargo del universo, donde  te corresponde estar por razón de lo que eres.

No es éste un papel que se pueda aceptar parcialmente. Y seguramente habrás comenzado a darte cuenta de que aceptarlo es la salvación.

Es probable, no obstante, que aún no esté claro para ti por qué razón reconocer que la culpabilidad está en tu propia mente conlleva asimismo darte cuenta de que la salvación está allí también.

Dios no habría puesto el remedio para la enfermedad donde no te pudiese servir de nada. Así es como funciona tu mente, pero no la Suya. Él quiere que sanes, y por eso mantiene la Fuente de la curación allí donde hay necesidad de curación.

Tú  has tratado de hacer justamente lo contrario, intentando por todos los medios, no importa cuan distorsionados o extravagantes, separar la curación de la enfermedad a la que estaba destinada, conservando de este modo la enfermedad. Tu propósito ha sido asegurarte de que la curación no tuviese lugar. El propósito de Dios ha sido asegurarse de que sí tuviese lugar.

Nuestra práctica de hoy consiste en darnos cuenta de que la Voluntad de Dios y la nuestra coinciden completamente en esto.

Dios quere que sanemos y nosotros no queremos realmente estar enfermos, pues eso no nos hace felices.

Al aceptar la idea de hoy, por lo tanto estamos en realidad de acuerdo con Dios. El no quiere que estemos enfermos. nosotros tampoco. El quiere que nos curemos. nosotros también”. (Continúa)

Cuando leo esta lección siento que la mente que enferma al cuerpo, es también la que puede curarlo.

Es muy enriquecedor saber que realmente Dios el Creador de Todo lo que Es quiere que sanemos y que nosotros somos los que nos enfermamos. O sea que cuando reconocemos que nosotros a nosotros mismos nos hemos creado los motivos para estar enfermos, también podemos re-crear los motivos para estar saludables y ser felices.

Ahora en vez de decir: Fulano me enferma. Podemos decir elijo que esta proyección de mi mente me enferme, pero en realidad eso me deja infeliz. Prefiero hacerme cargo de la proyección y perdonarme.

Hoy por la mañana me desperté muy temprano. En la ventana vi reflejado a la señora basurera que estaba barriendo la calle.

Fue curioso, al desplazarme me trabé con la silla el pie y caí sobre la cama perdiendo el equilibiro.

Esto es cuando veo  a alguien fuera de mi lo estoy desubicando del lugar que le corresponde y obstaculizo el avance en la vida porque los pies se me traban con esa proyección. Hasta tal punto que caigo y de nuevo me tengo que perdonar por haber caido.

En vez de distorsionar la realidad con las proyecciones fuera de nosotros podemos sentir que nosotros mismos creamos el mundo fuera y hacernos felices, viendo sólo un mundo feliz.

Eso es lo que queremos.

Si a una vida maravillosa porque mi salvación procede de mí y eso es lo que yo creo.

Fuente: Un Curso de Milagros y Mariposa

Esta entrada fue publicada en Un Curso de Milagros. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta