Juzgo todas las cosas como quiero que sean

Con las experiencias que estoy pasando estoy comprendiendo que nuestro mayor reto no es dejar de juzgar a los otros, nuestro mayor reto es perdonarnos a nosotros mismos.


Mucha gente en este planeta dice que: “Somos humanos y por tanto tenemos una naturaleza imperfecta, con derecho a cometer errores”


Esas mismas personas dicen que la naturaleza es perfecta. Por ejemplo cuando ven un nenúfar, no dicen que le falta color o es muy ancho… Es perfecto. Pero es perfecto, porque es un nenúfar. Lo mismo pasa con una mariposa, no dicen  que la mariposa  tiene la antena grande o pequeña. Es una mariposa y por lo tanto es perfecta.

Luego si los nenúfares  y las mariposas  son perfectos, ¿para qué sentimos que nosotros somos imperfectos?

Y viene la respuesta:” Claro es que nosotros hacemos cosas bien y mal.”

Cuando nosotros estábamos en el Paraíso representados en la consciencia colectiva por Adán y Eva, decidimos comer la fruta del Árbol prohibido.

O sea que teníamos todo a nuestra disposición. Vivíamos sin trabajar. No había esclavitud, ni hipotecas que pagar, ni búsqueda de un status social para que pensaran que tú eras importante y el sexo estaba bien mirado. Íbamos desnudos muy contentos de nuestros hermosos cuerpos.

Lo único que hacíamos era disfrutar. Pero de repente una serpiente, algo que se arrastra por el suelo y que es el símbolo de la Sabiduría,  decidió contarle al lado más intuitivo de la pareja que a lo mejor ella podría ser su propia Diosa cuando si pusiera a dilucidar o comerse el coco entre  lo que estaba bien y que estaba mal.

Si se dan cuenta la historia es un poco extraña. Ya que Adán y Eva era superfelices y ya vivían como Dioses pues no tenían que trabajar para nadie y sólo disfrutaban de su cuerpo y de su bienestar físico.

Esto me trae a la mente la  lección 311  del Curso de Milagros:

“Los jucios se inventaron para usarse como un arma contra la verdad. Separan aquello contra lo que se utilizan, y hacen que se vea como si fuese algo aparte y separado. Luego hacen de ello lo que tú quieres que sea. Juzgan lo que no pueden comprender, ya que no pueden ver la verdad en su totalidad, y ,  por lo tanto, juzgan falsamente. No nos valgamos de ellos hoy, antes bien, ofrezcámoselos de regalo a Aquel que puede utilizarlos de manera diferente. El nos salvará de la agonía de todos los juicios que hemos emitido contra nosotros mismosy re-establecerá nuestra paz mental al ofrecernos el juicio de Dios con respecto a su Hijo.

Padre, estamos esperando hoy con mentes receptivas a oir tu Juicio con respecto al Hijo que Tu amas. No lo conocemos y así no lo podemos juzgar. Por lo tanto, dejamos que Tu Amor decida que es lo que no puede sino ser aquel a quien tu creaste como tu Hijo”

O sea si se dan cuenta  esta historia es un poco rara.

Cuando en el Paraíso decidimos colectivamente  empezar a enjuiciar todo lo que hacíamos, lo único que estábamos haciendo era fastidiarnos el Paraíso. Con lo bien que se estaba sin juicios morales, ni nadie que te diga lo que tienes que hacer, o no tienes que hacer, como tienes que invertir el tiempo y cuales son tus prioridades cuando estás sin la necesidad de trabajar como un esclavo durante doce meses y “Disfrutar” un sólo mes de vacaciones. Cuando en este planeta Tierra todos podemos vivir sin trabajar, podemos disfrutar y si queremos podemos trabajar sólo en lo que nos complace y nos hace más felices y más grandes.

Nos cerramos a nosotros mismos las Hermosas Puertas del Paraíso y le pusimos encima una apariencia de que está mal.

En vez de ver el Paraíso como es realmente pensamos que disfrutar de la vida trabajando y amando es negativo. Lo vemos como mal, colectivamente. Mucha gente piensa que tienen que ir a trabajar para no aburrirse.Toda la humanidad se hizo una idea del  Paraíso: Puertas de hierro y quemado por dentro. Es como: “eso no es para nosotros”. Mejor vivir fuera  del Paraíso y trabajar como esclavos, sin saber lo que es maravilloso para nosotros.

O sea que nosotros mismos hemos creado contra nosotros mismos  un arma contra la verdad.  La Verdad es total, abarcadora  y no se puede cambiar, ni sufrir cambios, pero si podemos luchar contra ella como un colectivo.

Cuantas personas dicen que eso no lo perdonan porque está mal.

Aquí vemos que no estamos sino en un juicio, no tenemos la Verdad total de lo que ha pasado.

Es muy fuerte decir esto pero cuando yo juzgo lo que está bien y lo que está mal: Me pongo por encima de Dios mismo.

Que es El que lo ha creado Todo, nosotros tan sólo somos  una creación de Él.

Todos, absolutamente Todos somos  como el Creador que nos ha creado,  por tanto  somos Perfect@s, Sant@s Pur@s e Inocentes.

Como voy a saber yo lo que está bien y lo que está mal. Sólo con Pre-juicios. Estos son colectivos y si te atreves a enfrentarte a ellos puede ser que te expulsen de esa colectividad. Por eso todos estamos con tanto poder al juzgar y luego claro  aparentemente,  tan masivamente amedrentados, porque cuando juzgo a alguien, otro ser me puede juzgar a mi también. Porque en realidad todos somos Unidad.

Es una elección. Queremos formar parte del grupo y por eso respetamos sus normas. Pues si alguien hace algo mal, todos lo pueden juzgar. Y todos juntos podemos matarlo, pisotearlo, machacarlo y nuestro corazón se va a quedar en paz. Porque primero hizo algo mal y todos lo ven bien, el hacerle ahora a él algo mal. Todos opinamos que lo que está bien y lo que está mal es algo grupal. Pero no nos damos cuenta.

Por ejemplo  las tradiciones de los esquimales,  cuando un viajero llegaba a la casa, el marido le daba a la mujer para que pasaran la noche juntos dándose calor mutuamente. En nuestra sociedad eso sería una locura.

En Tailandia enseñar que puedes doblar la lengua a una tailandesa, aunque seas mujer y ella también es como si le estuvieras enseñando tu zona púbica, le da mucha vergüenza. Eso aquí no tiene connotaciones para nuestro grupo social.

En Japón reirte en público es demostrar tus sentimientos y no es correcto socialmente, aquí la risa se ve de otra manera.

Atreverte a dejar de juzgar fuera es un reto muy fuerte. Atreverte a dejar nuestros pesados: “Eso es así y así tiene que ser” Es muy violento. Porque te sales del grupo y el grupo te puede decir: “No”

Cuando dejo de ver las cosas como quiero que sean, estoy dejando de juzgar y estoy siendo quien realmente soy, sin necesidad de proyectarme en el otro.

En realidad usamos las proyecciones porque no nos amamos a nosotros mismos y viendo fuera no que no quieres reconocer dentro te quedas más tranquilo.

Por tanto te invito a este reto, cuando veas algo fuera que no te guste. Párate antes de decir: Esta persona me está despreciando por ejemplo. Dices ¿para qué me sirve el que yo a mi misma me desprecie ahora?

Los resultados son fantásticos. Atrévete a liberarte del arma de enjuiciar. Cuando enjuicias no te ves con buenos ojos. Ya que es a ti mismo a quien no perdonas, cuando ves algo fuera que no te gusta.

Un abrazo de milagros

Fuente: Un curso de Milagros y  Dory


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