Abrazar nuestros demonios

Cuando pasamos por situaciones dolorosas no queremos ver algunas partes de nosotros, o no queremos ver algunas partes de otros. Los queremos juzgar. Hay un monstruo dentro de nosotros que no queremos ver, ni sentir, huimos de él y lo rechazamos.

Tomar con amor el monstruo que enjuiciamos dentro de nosotros, no sólo el monstruo, los monstruos, porque hay muchos…

El ego solo quiere controlar la situación.

Si controlas es una utopía, se garantiza el sufrimiento.

Reconocer que es inocente sentir rabia es una salvación.

Ser honesto con quien eres.A veces nos decimos, yo soy un estudiante muy avanzado, ¿¿¿como voy a sentir rabia???

Pues si abrazo mi rabia, abrazo mi separación. 

Bailo con mis demonios. Los veo y los abrazo. Abrazo mi miedo, mis ganas de matar, mi sentimiento de carencia, mis ganas de justificarme, de ser víctima, mi supuesta inocencia para atacar a otros.

Todo es una ola de mi oceano.

No hay nadie más ahí fuera. Soy yo y mis olas.

El ego también se disfraza de esas situaciones en que de pequeño elegimos ser disminuidos. Podría ser con un padre, una madre….

Es nuestro ego con dos pies en una visión distorsionada. Thetford tenía este reto, decía que el padre le había destrozado su despacho. Eso era una imagen sin amor

Aquí usamos el mecanismo de la negación.

Niego esa imagen de mi: Yo no soy lo que me dije cuando niña. No me creo el cuento.

Suelto la imagen fuera y suelto la imagen dentro.

Muy interesante

https://www.youtube.com/watch?v=67MjKsVVneQ

 

Esta entrada fue publicada en Co-Creando, Elige de nuevo, Un Curso de Milagros. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta