Soy amada por mi Madre haga lo que haga

A lo largo de nuestro Adn, hemos elegido estar incluidos y excluidos, ahora miramos con amor, cualquier elección que hayamos hecho.

Mi elección hoy es:

Yo soy amada por mi madre haga lo que haga.

Yo arraigo en mi el Amor eterno de la Madre

Permito y siento el recibir el amor de mi madre.

El vínculo de mi madre es eterno, libre y constante en el proceso de individuación.

Cuando interpretamos los papeles que decidimos pedirles a nuestros padres a veces elegimos ver a nuestra madre como una mujer muy lejana y muy pequeña y sentirnos nosotros, aunque seamos mujeres, como hombres enormes con una gran barriga, que nos es imposible abrazar a nuestra madre por nuestro gran crecimiento y porque la ponemos muy lejos. Por eso hacemos tantas cosas y aprendemos tanto, y viajamos tanto para crecer y dejar nuestra madre cada vez más lejos.

Pero cuando soltamos esa interpretación y revisamos el hacer muchas cosas o el conocer tanto y renunciamos para que nuestra madre crezca y nosotros nos hacemos pequeños y ya no nos da miedo de ser pequeños, podemos descansar en su hombro;

Entonces aparece una imagen que es la madre devoradora. La madre exigente que no puede vivir su vida y nos obliga a que seamos las perfectas y maravillosas hijas que ella no pudo ser para su madre. Entonces vemos que eso también no es real. Que es tan solo un sueño.

Que nuestra madre nos ama y que es la santa inocente Hija del Padre. Ya no nos traiciona y no rivaliza con nosotros. Ya dejamos de ser hombres gordos y ahora somos niñitas pequeñas que se apoyan en el corazón de nuestra madre y nuestra madre llora y nosotras lloramos de paz y de amor. Sabiendo que ya no es necesario competir. El mundo se ve mejor desde ser hija. Nos sentimos más seguras como hijas seguras con su madre. Y desde aquí la Madre nos conecta con que nunca nos separamos de Dios. Que somos las santas inocentes hijas de la Vida.

El mundo me ve como la hija de mi mamá Me reconozco como la hija de mi mama segura, vinculada contenida y reconocida en el Amor que soy.

Y luego hablamos con las personas que nos retan y que nos traen a nuestra madre y les decimos:

Yo también represento para ti tu madre rival, que no te daba amor, sino que te exigía amor. Lo mismo que yo te pedía amor y te suplicaba que me llenaras a mi con tu amor.

Y ahí sentimos el Amor de nuestra Madre que nos nutre incondicionalmente y nos vincula a Dios

¿Sino tuviéramos miedo a estar solos estaríamos con nuestras parejas?

Tu que eres mi pareja ahora, eres mi padre, mi hermano, mi primo, mi vecino, el que fue a la Luna, tú haces todos los papeles para mi. Renuncio a todos ellos y me quedo con que tú seas hombre-compañero. Y desaparece la sensación de soledad y de separación.

Fuente: Una sesión con Beatriz Fernández beatrizinmafc@hotmail.com

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