Por fin soy una Maestra de Dios y mi corazón ha florecido.
Un abrazo de corazón para todos y gracias por estar en mi vida.
Esta es la última lección de libro de Ejercicios que te permite proclamarte como un Maestro de Dios:
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Que la paz sea con mi hermano, que es uno conmigo. Y que a través nuestro, el mundo sea bendecido con paz.
1. Padre, Tu paz es lo que quiero dar, al haberla recibido de Ti. Yo soy Tu Hijo, eternamente como Tú me creaste, pues los Grandes Rayos permanecen en mí por siempre serenos e imperturbables. Quiero llegar a ellos en silencio y con certeza, pues en ninguna otra parte se puede hallar certeza. Que la paz sea conmigo, así como con el mundo. En la santidad fuimos creados y en la santidad seguimos. En Tu Hijo, al igual que en Ti, no hay mancha alguna de pecado. Y con este pensamiento decimos felizmente “Amén”.
Fuente: Lección 360Un Curso de Milagros de la Fundación para la Paz Interior.
Foto cedida por Adrán Giuzio